domingo, 3 de junio de 2018

La Sra Maria

Hace 25 años contraté para ayudarme en mi casa a una señora llamada María, venía recomendada y desde el primer día hubo química entre nosotras. María era una señora andina que sola levantaba a sus 3 hijos, silenciosa, servicial y aunque físicamente se le veía el agotamiento y sacrificio que llevaba en sus espaldas, nunca se quejaba y más bien tenía buena cara y actitud positiva. Era una señora muy delgada, arrugada, encorvada, pero con una dulzura en su rostro muy especial. Yo era una jovencita de 25 años que trabajaba tambien todo el día y nos veíamos sólo temprano cuando ella llegaba a mi casa.  Nos perdimos un tiempo al yo mudarme y luego venía los sábados a cuidarme a mi hijo mayor mientras yo hacía mercado y las diligencias que durante la semana no podía hacer-

Por 20 años no la ví más y ayer nos volvimos a ver cuando me llamó para pedirme algo de trabajo, ya que nunca me olvidó ni a mí ni a mi hijo. Esta nueva señora María es una señora de 64 años, rellenita, con los cachetes rosaditos, los ojos vivaces, el cabello cuidado, erguida. Sí, la Sra María sembró y recogió. Tiene 3 hijos profesionales, casados con familia y ellos se encargan de ella. Me contaba que quería trabajo para ayudar a sus hijos, pero sus hijos no quieren que trabaje más.

Esta señora María esta mejor que cuando tenía 39 cuando nos conocimos. Su sacrificio por tantos años sus hijos lo vieron y la nobleza de la crianza los llevó a retribuir a su mamá.

Que belleza este encuentro y saber que como madres podemos tener la suerte de recoger la siembra del sacrificio. Esperemos tener la satisfacción de la Sra María en nuestras vidas.

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