sábado, 19 de noviembre de 2016

Less Talk, more Action

Less Talk, more Action. Eres una persona con propensión al logro? Cuanto tiempo le dedicas a las redes sociales y a navegar en Internet. Hace cuanto no te sientes con el ego grande por haber logrado algo por tí mismo?.

Estamos en tiempos en donde el "yo-ismo" se ha elevado a la máxima expresión y cada vez son menos quienes dedican gran parte de su tiempo a ejecutar por sí mismos lo que planean. Tenemos los profesionales con muletas, que coordinan pero no ejecutan, y tenemos peor aún los que no hacen nada relevante con sus vidas pero son unos divos hablando de sí mismos y del resto del mundo.

La propensión al logro es una cualidad que pocos  cultivan y la mayoría no le da atención siendo en mi opinión una de las claves de la felicidad en la vida. No hay mayor satisfacción que alcanzar logros, así sean pequeños. Esas pequeñas victorias en nuestro día a día nos dan el motor necesario para seguir cada vez con retos mas grandes.  Esa adrenalina que produce el ejecutar, el actuar por encima de las palabras es uno de los más importantes ingredientes de la felicidad.

Mantener las cosas simples, prácticas, relevantes, con el objetivo de lograr un objetivo es básico en el arte de "actuar".

En nuestro plan de vuelo para lograr acciones pertinentes, eficientes y alineadas con nuestros objetivos y filosofía de vida será esencial de rodearte de seres parecidos a tí en la esencia, porque sólo no serás capaz de llegar a actuar, es en sociedad, con un equipo, con una compañía, cuando los retos fluyen.

Para encontrar gente como uno que nos acompañe en la vida en mi experiencia es muy útil y a la vez gratificante practicar algunas de estas premisas:
-Pregunta más, habla menos.
-Todos, desde los niños hasta los adultos, desde los menos educados hasta los más educados tienen una historia que contar. Tomate el tiempo para escucharlos.
-Nunca asumas que conoces sus problemas o traumas, no lo sabes.
-Por encima de todo, trata a todos con gentileza y respeto porque a nadie lo gusta ser tratado en forma ruda.



jueves, 8 de septiembre de 2016

Señores, las condiciones no se negocian.

Un tema álgido en todos los años en el área comercial era el asunto de la forma de pago de los clientes. Todos querían negociar y presionaban a los vendedores para flexibilizar las políticas de la compañía. A veces pensaba yo que era un tema de "poder", y sentir el cliente que "se salió con la suya", ya que en la mayoría de los casos el dinero estaba para enfrentar el compromiso de compra. Mi jefe, "an old fashioned men" y en criollo un "zorro viejo", que ya ha pasado por mucho en la vida y en los negocios era el Rey del "NO". Sus condiciones siempre decía son las que él puso a su negocio, y si alguien quiere comprar, debe atenerse a ellas. Los vendedores y yo misma como Directora Comercial nos molestaba esa actitud que para nosotros, el equipo, que llevaba a veces muchos meses preparando un negocio. Algunas pocas veces logré negociar, en todos los casos muy bien soportado y hasta respaldado financieramente, y se tenía que tratar de un muy buen negocio y de un muy buen cliente del que tuviéramos referencias.
Mi jefe me decía que el día que flexibilizáramos la forma de pago, acababa la rentabilidad de la empresa. Y tenía toda la razón!
En estos años que llevo trabajando a manera particular he tenido que arrepentirme cada vez que he sido flexible en las formas de pago. Nunca los clientes han cumplido con su palabra, y más bien se aprovechan de la generosidad en las condiciones brindadas. Queda uno en manos del cliente y de su potestad para pagar tus servicios cuando él quiera, ya que él sabe que tu serás flexible, dado que ya lo hiciste!.
Comparto este aprendizaje, y lo escribo para que no se me olvide nunca.
Quien pone las condiciones de pago es quien vende Señores!, y sólo el momento en el que el mercado lo pida uno es el que decide hacer cambios en las mismas pero para aplicar de igual manera para todos.
Se pueden negociar los descuentos, los tiempos de entrega, la garantía, pero la forma de pago es una regla de oro que no está hecha para romper.

viernes, 5 de agosto de 2016

trauma post-crianza de una workermom

No existe una sola mujer que no tenga el trauma de sentir que no le dedicó tiempo a sus hijos habiendo sido una workermom. Yo soy una de ellas.

Ahora que he pasado estos tres últimos años con mi familia trabajando, pero de una manera flexible en mi nuevo proyecto , realmente me doy cuenta que lo que hice en el pasado fue una verdadera hazaña. Una hazaña que implicaba riesgos grandes y uno los asume no por decisión propia en la mayoría de las veces, sino por obligación.

Criar a los hijos por teléfono y bajo un estricto horario en el cual los puedes atender en vivo, es un verdadero reto.  Los niños cuando son pequeños no tienen las herramientas para saber como resolver su día a día sin adulto responsable y "doliente" al lado. Mis hijos aprendieron a resolver consultando por teléfono. No tuvieron a una abuela al lado en su día a día, así que les tocaba salir adelante como todos los hijos de madres que trabajan.

El resultado, no lo sé. El tiempo dirá. Más tarde yo decidí dar un parado a esa crianza y aún cuando le dediqué más tiempo sólo de adolescentes, me siento más tranquila que antes.

Aquello de calidad de tiempo es mejor que cantidad, señoras colegas de este oficio de ser madres les quiero contar que lo habrá inventado una de nosotras, porque es la mayor de las falsedades-. Estar en el momento oportuno con los hijos vale oro.

Voto por un mundo laboral más equilibrado para las mujeres, me encanta el éxito profesional, pero me encanta más el éxito como mujer, como madre y también como profesional. Estos tres a veces no van de la mano en una etapa determinada. Es allí la clave del balance. Mientras los hijos estén en edad escolar sean freelance o un part-time y estudien para poder estar laboralmente preparadas para más adelante asumir retos profesionales más exigentes, cuando los hijos ya no nos necesitan tanto a su lado.

Si no lo logran como yo, tendrán que vivir con el trauma "post-crianza de una workermom".

Por qué sigo aquí?

Esta pregunta me la hago casi que a diario. Vivo en un país que en los últimos 10 años va en caída libre al más temible de los estados: la bancarrota. Estar en bancarrota es un estado en el que he vivido. No tener dinero en la cuenta y afrontar gastos inevitables es una de las condiciones a la que más tememos después de la enfermedad. Hay que vivirlo para comprenderlo. La única manera de salir de ese estado es antes haber logrado la plenitud, ya que lo aprendido te sirve para salir del fracaso. Una vez el dueño de la empresa donde trabajé por largos años me decía que para alguien de éxito salir de un fracaso es sólo un tema de tiempo, caer y levantarse es una habilidad que se aprende.
Los líderes en esta Venezuela no han construído por sí mismos nada y ello es gravísimo, dado que no cuentan con las destrezas para salir del hueco en el que estamos, y se niegan a recibir apoyo y asesoría de quienes sí lo saben hacer.
Esta incertidumbre de no ver futuro me ha tenido especialmente este año en un estado de angustia permanente. Casi a diario me pregunto que hacemos aquí?, nos falta voluntad para salir?, el temor a perder nuestro patrimonio ganado con muchísimo esfuerzo es más grande que las ganas de salir de este infierno? Es la responsabilidad  de afrontar la educación de nuestros hijos afuera del país demasiado pesada para poder tomar la decisión de salir?
Estas respuestas las conozco, y me hace entender que la virtud más importante que en este momento necesito rescatar es la paciencia. Lo primero es lo primero, y en ese lugar están nuestros hijos. Así que mientras logramos garantizar su futuro no me queda otra que hacer a diario un reforzamiento positivo: "Estoy bien y me siento bien".
Vivo en una casa propia que construimos a nuestro gusto, rodeada de vecinos con los que nos llevamos bien, gente de trabajo como nosotros. Tengo un Club al que puedo ir,  en el que me siento segura y tranquila y en donde puedo disfrutar el Avila que tanto amo, del deporte y de los amigos. Tengo un carro propio que me permite trasladarme de manera segura a todos lados. Tengo a mis padres y a mi suegra a 5 minutos de mi casa. Tenemos salud todos gracias a D-os. Tengo a mi marido, mi compañero fiel. Mis hijos si D.os quiere los podré ver dos o tres veces al año.
Carencias, muchas, ya lo sé. No hace falta enumerarlas, lo leo a diario en las noticias, lo veo a diario cuando salgo a trabajar, al mercado. Lo siento a diario en cada acto que queremos llevar a cabo. Es una lucha permanente por cada pequeña cosa que queremos lograr.
Pero saben qué? la vida es el ahora, y aún cuando es importante ser realista y planear, también lo es el cuidar lo que sí se tiene, agradecerlo y disfrutarlo.
Por qué sigo aquí? porque es la opción que he decidido me conviene en este momento, ya mañana no lo sabré. Seguiré con mi afirmación diaria hasta que se pueda: Estoy bien!




domingo, 24 de enero de 2016

"Hasta Aquí"


Hasta Aquí" me dije hace 3 años cuando decidí sin arrepentimientos que daba por terminada mi carrera ejecutiva corporativa de 21 años. Sabía que lo que venía después no era otro cargo, otra empresa, otro trabajo. No porque me habría ganado la lotería, o tenía una holgada cuenta de ahorros, sino porque en mi interior había una voz muy clara que me dijo que ya era el momento de un cambio radical. 

Tenía 47 años, me sentía plena y feliz en mi trabajo al que amaba, me encantaba el equipo que había armado, me encantaba mi jefe, pero quería más. Ya llegaba el momento en el que quería ser dueña de mi tiempo.

Había dejado de lado por mucho tiempo a los amigos y hasta en muchos casos mi familia. Perdí muchos detalles y momentos que no vuelven y si continuaba así, podía predecir un futuro sola y aburrida. Hice un análisis y definitivamente elegí mi familia, mi salud, mi desarrollo personal.

Dejé el confort de mi trabajo y me arriesgué a lo impredecible. No se trataba de ganar más, sino de estar mejor. Estar más consciente de la vida, de cultivar y mejorar las relaciones familiares y personales, luchar por lo que deseo y tratar de lograrlo.

Hace 3 años lo hice y me siento satisfecha que he logrado mayor equilibrio entre mi mundo interior y el social. No me ha faltado nada, siempre he tenido oportunidades para ejercer de manera independiente. No se cayó el mundo sin mi trabajo fijo.

Ya ahora emprendo una nueva ruta,  estoy trabajando en mi plan de vuelo para los próximos años. Lo vivido en estos tres años no lo cambio por nada. Han sido maravillosos. Los que vendrán si D-os quiere también serán grandiosos porque se construirán sobre la base de haber aprendido a vivir desprendiéndose de lo que no hacía falta y cargándose con lo que disfrutamos más.


martes, 19 de enero de 2016

De cómo le eché bolas..

Hoy el Facebook me recordó algunas fotos viejas que algunos amigos han publicado y me trajo ésta. Recuerdo ese día. Tenía 16 años y me graduaba de bachiller. Como siempre mi mamá escogió mi atuendo, y yo me dejaba. Su gusto particular por verme vestida como una muñeca estaba más que a la vista..inclusive ese era mi apodo entre mis compañeros.."La muñequita".


Y de inmediato pensé .."caramba cómo le eché Bolas"...como dicen en criollo.

El auto-motivarme y confiar en mí misma era un reto para mí. Me negaba a seguir creciendo como un maniquí sin poder de decisión. No estoy juzgando a mis padres, porque sé ahora que soy madre lo difícil de ese rol, y más aún cuando tus padres son tan jóvenes. Crecí en un ambiente cálido, humano, en donde no tuve excesos pero tampoco padecí necesidades. En el afán de cuidarme para que no tuviera carencias como las que ellos tuvieron, mis padres me sobre-protegieron olvidando mi propia identidad. Aunque parezca increíble tenía 15 años y nunca había podido escoger mi ropa, por ejemplo. Todo era comprado por mi mamá y puesto en mi closet y yo sumisamente aceptaba esto.

Estoy muy agradecida porque a lo largo de mi vida he sido rodeada de ángeles que sin a veces yo buscarlos, me han brindado su apoyo para siempre encontrar soluciones a todo. Tuve una amiga en la Universidad que hasta me enseñó a manejar, a estacionarme e inclusive me ayudaba en el tema de escoger mis atuendos. Me sentí cada vez más fuerte y comenzaba mi transformación. De una chiquilla tímida y retraída, me comenzaba a verme líder y auto-suficiente. Mis habilidades para expresarme me hicieron recibir elogios y muy buenas calificaciones además. Luego tuve otra amiga que me enseñó a divertirme y a relacionarme con los muchachos, llegando en un momento a superar a la maestra..... tenía muchas invitaciones y me daba el gusto de escoger la compañía que mejor me gustaba.

Me casé a los 25, ya trabajaba, y fui madre por primera vez a los 29 años después de algunas experiencias dramáticas, y en ese momento ya no sólo era una profesional estable sino que me sentía fuerte. Nunca he dejado de trabajar y prepararme a la par de la crianza de mis hijos, lo que me ha permitido estar actualizada e informada, lo cual agradezco a D-os. Claro, no se logra sólo. He tenido un marido extraordinario que me ha apoyado en todo. Sin yo saberlo ese empuje que tuve por estar activa laboralemente nos ha sacado muchas veces del barranco cuando hemos caído.  El ser emprendedor natural como lo es mi esposo hace que necesariamente también necesites el apoyo cuando las cosas no salen tan bien.

Estoy a punto de cumplir los "sin..cuenta", sí así los llamo yo porque ya no sacaré más cuentas-, y el momento ha sido oportuno para evaluarme y no me queda más que sentirme satisfecha. Tengo muchas nuevas metas eso sí, cuentas pendientes conmigo misma,y eso a la final es la vida misma, un camino en el que cada quien tiene el momento perfecto para lograr lo que desea. Sólo es proponerselo. Sé que se hace más difícil a medida que se tiene más edad, pero no es imposible.