jueves, 19 de abril de 2018

Agentes Contaminantes

En estas fechas en mi país enfrentamos momentos muy duros, vivimos en un ambiente de mucho sufrimiento en donde el grueso de la población está pasando hambre, el sector productivo se encuentra sobreviviendo tratando de mantener a sus empleados con una producción sin utilidad y en donde los profesionales como yo se han visto mermados en su productividad teniendo que acudir a los ahorros que con tanto esfuerzo se habían ido acumulando para nuestro retiro en un futuro, el cual quien sabe cómo nos tocará enfrentar.

Todos sabemos lo que sucede y lo que viene pero los que nos quedamos lo hacemos porque no tenemos otra mejor opción, porque decidimos sacrificarnos por darles un futuro afuera del país a nuestros hijos, porque no queremos dejar a nuestros viejos solos, porque queremos hasta el final defender nuestras propiedades compradas con mucho trabajo.

No necesitamos que nadie nos venga a resaltar ni a recordar y mucho menos advertir lo que vivimos, porque nosotros estamos en el país y muy bien informados. Cuando salimos a diario hacemos "tripas corazón" para hacernos la vida un poco más llevadera, hacemos ejercicio, vamos a la playita de vez en cuando, merendamos con las amistades, vamos al cine, y hacemos todo lo que aún la economía y la situación nos permita llevando un bajo perfil. No es fácil, el entorno es triste y afecta mucho, se trata de ayudar a quien se pueda, pero la impotencia ante lo inevitable es frustante.

Una de las situaciones más desagradables que vivimos es tener que calarse a los ciudadanos de "tránsito", aquellos que deciden emigrar temporalmente con la "visa que sea" pero que vienen de vez en cuando. Viven afuera pero vienen a la ciudad a ver sus propiedades, a hacerse exámenes médicos, a reunirse con los amigos, a tratar de tener lo mejor de ambos mundos. Estos ciudadanos no pierden la menor oportunidad de darte los enunciados de los economistas, de describirte la fatalidad de lo que viene, de decir que están felices de la tranquilidad que han ganado, de lo costoso de la vida afuera pero que vale la pena para tener paz. Te preguntan cúando te vas, qué planes tienes.  No hay otro tema de conversación para ellos. Estos son lo que yo llamo "agentes contaminantes", los que no aportan valor.

Me quedo con los que están afuera, no regresan porque se están fajando para salir adelante en otro país pero que no olvidan sus raíces, mandan dinero, medicinas y se preocupan por ayudar en lo poco que puedan a su gente. Son los anónimos, los que no lo comentan pero están más cerca de nosotros, los que brindan alegría y esperanza a quienes no les alcanza.

Cuídate de no convertirte en un agente contaminante y piensa más en qué valor puedes aportar a los que aún vivimos en el país.