domingo, 30 de marzo de 2014

Expectativas Realistas

A veces uno al no ponerse limites y soñar en grande, comete algunos errores que le generan frustraciones innecesarias, que pueden retrasar el camino a nuestras metas.

Una gran cualidad es saber siempre donde estamos parados, cuales son nuestras condiciones para lograrlo y entender cual es el camino mas seguro para avanzar a nuevas etapas. A medida que se crece se puede ir escalando nuestras metas. Esto lo había aprendido en mi trabajo en donde los proyectos más ambiciosos se caían frecuentemente por falta de una base sólida donde hacerlos viables.

Pero hace muy poco recordamos en familia que esta cualidad es muy necesaria también en nuestra vida personal.

Nuestro hijo mayor esta por entrar a la universidad. El desea desde que tiene 11 años ir a estudiar a Estados Unidos y a una muy buena universidad. Para ello se ha preparado con mucho esfuerzo y dedicación asumiendo sacrificios en pro del estudio. En poco tiempo manejó el idioma y cada oportunidad que se le ha dado la ha aprovechado al máximo, teniendo unos resultados muy buenos. Es un estudiante de 17.5, dentro de los primeros 15 de una promoción de 80 y con curriculum colmado de excelentes referencias y actividades extracurriculares. Tuvo un buen toeft( mayor de 110) y una prueba pre-universitaria (SAT) cercana a 1800. Se sentía con todo para ir a una muy buena universidad.

Para entrar en una universidad de 1er nivel en Estados Unidos es necesario tres cosas: una prueba SAT de 2000,estar en los primeros 10 de su promoción y tener un gpa (promedio escolar), promedio de 3.8 en base a 4. De las tres condiciones, tenía 1.

Sin embargo, persistente en sus metas insistía que sólo iría a una universidad de 1er nivel. Aplicó a 8 Universidades (todas con menos de un 15% de aceptación) con todo el ímpetu y coraje, poniendo lo máximo en sus ensayos de aplicación, apelando a que se interesaran en él.

Ya en los últimos días para terminar las fechas de aplicación yo como madre preocupada le pedí a mi hijo que aplicara a una universidad más, pero que esta vez escogiera una buena universidad pero que tuviera más de un 50% de taza de aceptación. Sólo para tener de back up, le dije.

Las respuestas de todas las Universidades fueron negativas o lo pusieron en lista de espera, y sólo la última que le pedí agregara, fué quien lo aceptó.

La realidad es que como padres nos parecía válido la pasión que ponía en sus ambiciones, y lejos de frustarlas, las apoyamos. Sin embargo, aprendimos juntos que las metas son una escalera que se sube paso a paso. Llegar con los recursos que tenía a donde quería, era inviable y sólo un milagro era la solución.

A la Universidad que va a estudiar es muy buena y en ella podrá escalar a nuevas etapas. Es muy posible que con el empuje y convicción que tiene, logre sus objetivos, pero hay que esperar el tiempo perfecto para ello.

Para mí fué una gran lección como madre. Me sentí arrepentida en una primera instancia de no haberlo ayudado a tomar decisiones a tiempo mas acertadas y así hoy pudiera tener más opciones a escoger ,pero luego de pensarlo no me queda más que agradecer el instinto que me hizo al final pedirle me complaciera. Era necesario que él mismo tomara sus decisiones, que aprendiera que hay que tener sueños grandes pero siempre con los pies en la tierra. Se dio cuenta que hay que a veces escuchar un buen consejo, que uno no siempre tiene la razón ni la solución. Fue una gran experiencia.

Ahora hay que mostrarle cómo disfrutar el camino, agradecer las oportunidades que se presentan con humildad, y  a llenarse de energía con cada logro alcanzado para seguir adelante.

Luego de este evento pienso en una gran cantidad de cosas que están pasando a mi alrededor que están llenas de expectativas no realistas. Todos queremos llegar a nuestras metas, pero muchas veces nos falta pararnos y evaluar que tanto se ha avanzado. Quizás estemos frente a retos inviables. Por qué no nos permitirnos ir asumiendo pequeñas metas que nos hagan escalar en nuestras probabilidades de éxito. No es más que un plan estratégico lo que tenemos que construir en el tiempo.

Hasta la próxima.



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