domingo, 24 de enero de 2016

"Hasta Aquí"


Hasta Aquí" me dije hace 3 años cuando decidí sin arrepentimientos que daba por terminada mi carrera ejecutiva corporativa de 21 años. Sabía que lo que venía después no era otro cargo, otra empresa, otro trabajo. No porque me habría ganado la lotería, o tenía una holgada cuenta de ahorros, sino porque en mi interior había una voz muy clara que me dijo que ya era el momento de un cambio radical. 

Tenía 47 años, me sentía plena y feliz en mi trabajo al que amaba, me encantaba el equipo que había armado, me encantaba mi jefe, pero quería más. Ya llegaba el momento en el que quería ser dueña de mi tiempo.

Había dejado de lado por mucho tiempo a los amigos y hasta en muchos casos mi familia. Perdí muchos detalles y momentos que no vuelven y si continuaba así, podía predecir un futuro sola y aburrida. Hice un análisis y definitivamente elegí mi familia, mi salud, mi desarrollo personal.

Dejé el confort de mi trabajo y me arriesgué a lo impredecible. No se trataba de ganar más, sino de estar mejor. Estar más consciente de la vida, de cultivar y mejorar las relaciones familiares y personales, luchar por lo que deseo y tratar de lograrlo.

Hace 3 años lo hice y me siento satisfecha que he logrado mayor equilibrio entre mi mundo interior y el social. No me ha faltado nada, siempre he tenido oportunidades para ejercer de manera independiente. No se cayó el mundo sin mi trabajo fijo.

Ya ahora emprendo una nueva ruta,  estoy trabajando en mi plan de vuelo para los próximos años. Lo vivido en estos tres años no lo cambio por nada. Han sido maravillosos. Los que vendrán si D-os quiere también serán grandiosos porque se construirán sobre la base de haber aprendido a vivir desprendiéndose de lo que no hacía falta y cargándose con lo que disfrutamos más.


martes, 19 de enero de 2016

De cómo le eché bolas..

Hoy el Facebook me recordó algunas fotos viejas que algunos amigos han publicado y me trajo ésta. Recuerdo ese día. Tenía 16 años y me graduaba de bachiller. Como siempre mi mamá escogió mi atuendo, y yo me dejaba. Su gusto particular por verme vestida como una muñeca estaba más que a la vista..inclusive ese era mi apodo entre mis compañeros.."La muñequita".


Y de inmediato pensé .."caramba cómo le eché Bolas"...como dicen en criollo.

El auto-motivarme y confiar en mí misma era un reto para mí. Me negaba a seguir creciendo como un maniquí sin poder de decisión. No estoy juzgando a mis padres, porque sé ahora que soy madre lo difícil de ese rol, y más aún cuando tus padres son tan jóvenes. Crecí en un ambiente cálido, humano, en donde no tuve excesos pero tampoco padecí necesidades. En el afán de cuidarme para que no tuviera carencias como las que ellos tuvieron, mis padres me sobre-protegieron olvidando mi propia identidad. Aunque parezca increíble tenía 15 años y nunca había podido escoger mi ropa, por ejemplo. Todo era comprado por mi mamá y puesto en mi closet y yo sumisamente aceptaba esto.

Estoy muy agradecida porque a lo largo de mi vida he sido rodeada de ángeles que sin a veces yo buscarlos, me han brindado su apoyo para siempre encontrar soluciones a todo. Tuve una amiga en la Universidad que hasta me enseñó a manejar, a estacionarme e inclusive me ayudaba en el tema de escoger mis atuendos. Me sentí cada vez más fuerte y comenzaba mi transformación. De una chiquilla tímida y retraída, me comenzaba a verme líder y auto-suficiente. Mis habilidades para expresarme me hicieron recibir elogios y muy buenas calificaciones además. Luego tuve otra amiga que me enseñó a divertirme y a relacionarme con los muchachos, llegando en un momento a superar a la maestra..... tenía muchas invitaciones y me daba el gusto de escoger la compañía que mejor me gustaba.

Me casé a los 25, ya trabajaba, y fui madre por primera vez a los 29 años después de algunas experiencias dramáticas, y en ese momento ya no sólo era una profesional estable sino que me sentía fuerte. Nunca he dejado de trabajar y prepararme a la par de la crianza de mis hijos, lo que me ha permitido estar actualizada e informada, lo cual agradezco a D-os. Claro, no se logra sólo. He tenido un marido extraordinario que me ha apoyado en todo. Sin yo saberlo ese empuje que tuve por estar activa laboralemente nos ha sacado muchas veces del barranco cuando hemos caído.  El ser emprendedor natural como lo es mi esposo hace que necesariamente también necesites el apoyo cuando las cosas no salen tan bien.

Estoy a punto de cumplir los "sin..cuenta", sí así los llamo yo porque ya no sacaré más cuentas-, y el momento ha sido oportuno para evaluarme y no me queda más que sentirme satisfecha. Tengo muchas nuevas metas eso sí, cuentas pendientes conmigo misma,y eso a la final es la vida misma, un camino en el que cada quien tiene el momento perfecto para lograr lo que desea. Sólo es proponerselo. Sé que se hace más difícil a medida que se tiene más edad, pero no es imposible.